Historia de Lorena
La historia que van a leer a continuación es de una valiente mamá que ha tenido la generosidad de compartir su vivencia con nosotras.
Contar la historia de mi hija Natalia aún me da escalofríos. Hoy al fin me siento con fuerzas, aunque ese pellizco al relatar su historia siempre estará en mi corazón.
La verdad es que su embarazo fue un embarazo normal, con seguimiento cada tres meses.
Es cierto que en la prueba del azúcar me salió diabetes pero la llevaba a raya únicamente con dieta. No hizo falta insulina.
En la visita de eco del tercer trimestre, fue un día viernes, me derivaron a consultas de obstetricia del maternidad el lunes siguiente.
Supongo que en el momento algo ya no estaba bien, pero no me dijeron nada, sólo que el Lunes debía venir de nuevo a la consulta. Por lo tanto, yo confiada volví a casa.
El sábado por la noche me dolía mucho la cabeza y me tomé un paracetamol y me fui a dormir.
Ese es mi último recuerdo hasta que desperté en UCI 8 días después.
Al parecer, porque no recuerdo nada de esto, pasé muy mala noche y por la mañana comencé a convulsionar.
Lo hice 5 veces hasta que llegué al hospital (la ambulancia tardó muchísimo), cuando me pusieron los monitores ya no había latido. Justo ese día cumplía 34 semanas.
El diagnóstico posterior en la autopsia de mi pequeña Natalia fue: muerte por asfixia debido a desprendimiento de placenta provocado por las convulsiones.
Tuvieron que hacerme cesárea de urgencia porque empecé de nuevo a convulsionar y tras tener fallo en los riñones y otros órganos entré en coma por 8 días (que pudieron ser semanas, meses o mucho más).
Obviamente con miedo por mi estado pasaron algo más de 24 horas sin que me dijeran absolutamente nada de mi pequeña y cuando lo hicieron entré en shock.
Recuerdo que ni siquiera me salió llorar en ese preciso momento, entré como en un mundo paralelo y todo me parecía irreal, no podía estar pasando.
Mi diagnóstico fue eclampsia y síndrome de Hellp.
Al darme de alta en el Hospital, la doctora me pidió que la fuera a ver 3 días después. Lo cual me generó mucha angustia e incertidumbre.
Esto te genera dudas y preguntas y muchos ‘y si….’ que me machacaron la cabeza durante meses hasta que por fin aprendí a acabar con esa tortura que me traía más mal que bien.
¿Se podría haber evitado? Pues realmente no lo sé, pero la vida te enseña que todo pasa por algo, por supuesto tras pasar por un largo proceso hasta llegar a lo que mi vida es hoy junto a mi pequeño arcoíris (pero eso es otra historia que os contaré otro día).
La salida del hospital, la vuelta a casa, contarle a mi hermana mayor y acompañar su duelo paralelo al mío.
El tener que desmontar su habitación ya preparada, más todas las incertidumbres hicieron que fueran momentos MUY DUROS y muy difíciles de explicar.
Quizás pronto me anime y os hable de ello. Gracias por interesarse, gracias por tantos mensajes bonitos, por tanto apoyo (que intento sea mutuo) y por estar ahí cada día. GRACIAS.
Te invito a revisar nuestra sección de Testimonios ya que con ellos podemos hacer visible el duelo gestacional y poder apoyarnos en momentos tan difíciles como éste.