Tu pasado NO te condena
Los hechos del pasado nos marcan, nos enseñan y nos hacen crecer, pero no podemos dejar que nos limiten nuestra vida hoy.
El pasado, cosas que siempre estamos re-viviendo de nuestro pasado y nos condicionan nuestro día.
Hoy revisando información para el próximo post, llegué a un artículo médico súper específico acerca de qué esperar de un aborto y los diferentes procedimientos, tanto quirújicos como farmacológicos.
Reviví tantas cosas de mis dos operaciones – en ambas usaron procedimientos diferentes, en la primera fue un legrado y en la segunda una aspiración.
Recordar eso hizo que me afectara mucho en mi estado de ánimo ese día.
Revivir ambos procedimientos no fue fácil.
Recordé más la segunda operación porque estuve despierta, ya que la doctora me dio la opción de poder ver lo mismo que ella durante la aspiración.
Recordé la sensación de vacío, miedo e incertidumbre que tuve después de la primera operación.
Algunos días después del legrado comencé a sangrar mucho.
Me dijeron que sería normal y si superaba cierto parámetro, que llamara al centro EPAC, el cuál se especializa en pérdidas del embarazo y llevaban mi caso.
No llamé porque hasta ese minuto estaba dentro de los parámetros esperados.
Pero lo que no sabía en ese minuto, es que aún tenía tejido y material genético y mi cuerpo lo estaba expulsando.
Fue entonces, cuando dos semanas después, y luego de haberme hecho exámenes de sangre semanal, la enfermera me llama y me dice que debo ir a una nueva consulta.
En el centro revisamos los exámenes de sangre de las últimas 3 semanas post operación y me hicieron una nueva eco. Ahora estaba confirmado que efectivamente aún tenía restos de placenta en mi útero y necesitaba pronto una nueva operación.
¿Cuál es la probabilidad que de una operación no hayan podido sacar todo?
Eran bajísimas. Especialmente con el tipo de procedimiento que me hicieron – legrado – es muy muy poco probable que queden restos. Pero en este caso quedaron.
Ese día debía ir al estudio de yoga donde trabajaba y la Supervisora – que es una vieja diabla y más encima doula que estaba al tanto de mi situación – me mira, me hace entrar a su oficina y la cierra.
Lo que pasó después fue un desahogo gigantesco de toda la angustia que sentía, en especial desde que recibí la noticia de que era un embarazo molar parcial.
Tan sólo habían pasado 3 semanas de mi operación y ahora debía hacerme otra.
Pena, vacío y surrealismo, era lo que pasaba por mi mente. Pero al menos me pude desahogar y alguien me pudo contener. No necesitaba nada más, sólo contención.
Estando en plena cuarentena no pude esconder por mucho mis emociones y Andrés notó que algo me pasaba.
Apenas le dije (y pucha que sirve decir las cosas) me di cuenta que mi pasado no me puede condenar ni menos condicionar mi día a día.
Si bien no fue una buena experiencia y perdimos a nuestro pirigüín, eso quedó atrás y todos debemos ser capaces de dejar las cosas atrás, sin que nos sigan persiguiendo al presente o incluso al futuro.
Independiente de la situación, pérdida de un bebé, término de una relación, discusión con tu pareja o con tus padres, algo que pasó ayer, semanas o meses atrás no nos pueden condenar a nuestra felicidad hoy.
Es una llamada a tod@s para que seamos conscientes que lo que pasó ayer no tiene que condicionar lo que sucederá mañana.
Depende de mí crear mi realidad para mañana. Hagámoslo bien y que sea un mañana lleno de amor, confianza y crecimiento.
Les leo y escucho 🧡
Te dejo mi primer post acerca de la pérdida de mi embarazo https://peloalviento.com/perdida-del-embarazo/