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Pérdida de mi embarazo

La pérdida del embarazo, es cuando el crecimiento de un embrión es interrumpido de forma natural antes de las 20 semanas de gestación.

Probablemente han escuchado la palabra ”aborto” o ”pérdida del embarazo ” antes, ya sea por un conocido, un amigo cercano.

Yo por lo menos, la primera vez que escuché la palabra pérdida o aborto fue hace un par de años, y lo primero que pensé fue “Ah, no creo que sea nada terrible”. Pero sí, lo puede ser y bastante, principalmente porque de verdad no sabemos lo que significa, cómo afecta al cuerpo física y emocionalmente, y porque nunca pensamos que nos puede pasar a nosotros.

Le tomé el verdadero peso a la palabra cuando fuimos a nuestra primera eco con 8 semanas de embarazo.

Sí, estuvimos embarazados, y les quiero contar nuestra historia.

Fue un día sábado después de almuerzo. Estábamos ansiosos porque sabíamos que veríamos a ese pequeño pirigüín, o mounstruito como le decíamos, y escucharíamos sus latidos.


Estábamos en una consulta lleno de embarazadas y padres, jugando con sus hijos.

Con Andrés nos mirábamos con cara de ‘‘esto nos espera’’, y con una sonrisa de oreja a oreja.

‘‘Miss Cerda” escuchamos y nos paramos al segundo, tratando de esconder los nervios y seguimos a la doctora que nos haría nuestra primera ecografía. 

Una vez dentro de la sala y luego de seguir un par de indicaciones, nos hace una ecografía abdominal, donde la verdad no se veía nada, así que decidió hacer una eco transvaginal, donde pudo ver un pequeño ‘‘saco’’ y la verdad yo veía más bien un bulto. 

Con Andrés nos sentimos extremadamente felices y emocionados. La doctora tomó un par de medidas en el monitor, pidió permiso y salió de la sala diciendo que volvía en unos minutos. 

No fueron sólo ‘‘unos minutos’’, fue mucho rato y se hizo eterno. Al principio pensamos que iría a buscar esa pequeña fotografía con el pirigüín de un par de semanas. 

La emoción fue tanta que no nos hizo ver la realidad. Cuando volvió, nos dijo que había revisado la ecografía con su jefa y que ella quería hablar con nosotros. 

No sabíamos qué pensar

¡Chan! Con Andrés nos miramos con cara de ‘‘¿Será parte del protocolo’’, ‘‘¿Salió algo mal?’’,‘‘¿Qué chucha?‘’ (perdón por los garabatos, pero lo amerita).

Millones de dudas que ni siquiera fuimos capaces de procesar pasaron por nuestra mente en cosa de segundos. Lo único que sé es que Andrés no confiaba mucho en la Doctora, puede ser por el prejuicio que era joven, o que no pudo ver con la eco abdominal o que no se manejaba bien con la máquina. Según creíamos nosotros. 

Con todas estas emociones y pensamientos fuimos a hablar con su jefa. Nos sentamos en su oficina, repleta de pantallas con diferentes ecografías y entre ellas, la nuestra. 

Para ser honesta, no recuerdo todo lo que dijo con lujo ni detalle. Pero sí recuerdo muy bien cuando dijo: ‘‘El saco es muy pequeño para tener 8 semanas. Tenemos dos opciones, una que el cálculo de semanas de gestación no es correcto y en realidad tienes 6 semanas, o…algo no está bien’’.

Cuando dijo esto nuestros corazones se paralizaron.

Mi mente sentía como se llenaban de nubes que me impedía seguir escuchando el resto de lo que la doctora decía. Debíamos esperar dos semanas más y volver.

Cuando salimos de la consulta y caminábamos hacia el auto yo aún estaba en shock, no sabía qué pensar, qué hacer ¡ni siquiera pude llorar! Sino hasta que Andrés se paró enfrente mío y dijo ‘‘Todo va a estar bien’’ y recién pude botar toda la angustia que sentía. 

Ese momento no fue fácil para ninguno de los dos, pero el que debía dar seguridad y apoyo era Andrés, y lo hizo extremadamente bien.

Con cierta dificultad y aún en estado de shock nos subimos al auto.

Teníamos un asado familiar en casa de unos amigos. Lo único que se habló fue de bebés, familia e hijos y que incluso uno de los invitados llevó a su bebé de sólo un par de meses.

Ahí estábamos nosotros, haciendo como si nada pasara y tratando de sobrellevar lo que nos acaban de decir hace una hora atrás.

Algo que claramente nos fue rompiendo el corazón durante esa tarde e imposible no sentir que la vida nos estaba refregando en la cara esa impotencia de no poder ser padres. 

Para más remate, al día siguiente se celebraba el Día de la Madre.

Nosotros ya pensábamos, emocionados, que iba a ser nuestra primera celebración y que íbamos a hacer algo en secreto. Pero todo eso quedó en stand by. 

Dos semanas de espera, interminables, donde uno se cuestiona todo.

Una vez que llegamos a casa con esta bomba que nos acaba de caer encima nos sentimos destrozados. Ni siquiera hablábamos mucho, lo único que hacíamos era contenernos mutuamente.

Ese mismo domingo, decidimos que si había una remota opción que ese pirigüín estuviera vivo y que efectivamente, había un error en el cálculo de semanas, no le íbamos a traspasar ningún tipo de angustia o pena, sino que íbamos a pensar lo más positivo posible. 

Y así lo hicimos, pensando positivo, con miedo, pero siempre positivo. 

Pasaron las dos semanas, las más eternas que he vivido. Era hora de nuestra ecografía. Esta vez no estábamos ansiosos, teníamos susto…estábamos frágiles. La doctora nos hizo pasar y comenzamos la segunda eco, la definitiva, con la cual íbamos a saber la verdad.

Lo que vimos en la pantalla fue lo mismo que habíamos visto la primera vez, un bulto. No había crecido. Esta vez la doctora no salió de la sala y en tono amable, nos dice que el bebé no tenía latidos. Tiene el tamaño de un embrión de 7 semanas, pero sin latidos. 

Yo en ese momento ya lloraba, y no me importaba disimularlo.

Ella, muy paciente, me ofreció agua, pañuelitos y después de dar su pésame nos dejó a solas con Andrés.

Nos tomamos nuestro tiempo y cuando estábamos listos, salimos por una puerta trasera sin exponernos a los niños y embarazadas que estaban en la recepción.

Sentimos que nos habían apuñalado.

Andrés manejó de vuelta a casa conteniéndome lo mejor posible durante el camino. No sabíamos qué decir, nos habíamos quedado sin palabras. Cada uno ese día se fue a su propio mundo interior. Toda la ilusión y felicidad, con una frase se hizo añicos.

Ahora, llegaba la segunda etapa: expulsar al pirigüín.

Para esto nos derivaron al centro EPAC (Early Pregnancy Assessment Clinic) o Centro de apoyo en la pérdida de embarazo, del Hospital de Mujeres.

Una enfermera, que se parecía a mi mamá pero más canosa y con un acento muy british, me explicó los pasos a seguir.

Si estaba lista o no para ese proceso, no lo sé…ya estaba entregada, estaba en modo piloto automático, aún estaba procesando muchas cosas. 

Ese mismo día me vio una doctora y me hizo otra ecografía. Donde se da cuenta que no es sólo un embrión que dejó de crecer a las 7 semanas, sino que además era un embarazo molar.

¿Qué $%# significa eso? No tenía la más mínima idea. 

En resumen, un embarazo molar, es cuando un espermio fecunda el óvulo (como pasa normalmente), pero llegó un segundo espermio y fecundó la placenta. Sí, la placenta. 

Para ser exactos, 1 de cada 1.500 mujeres embarazadas, tiene un embarazo molar y ahora debíamos ver si era parcial o completo. Que hay una gran diferencia entre ellos.

Tuvimos que hacer un legrado, urgente

Cuando terminamos la eco con la doctora, volví a la oficina con mi ‘‘enfermera madre’’, y lo primero que me dice es que con este tipo de embarazo no podemos darnos el lujo de esperar que el cuerpo expulse al embrión.

Principalmente, porque el cuerpo nunca va a identificar que debía expulsarlo. Genéticamente el embrión está creciendo…sólo que el que crecía era el espermio de la placenta y no el verdadero pirigüín.

Por lo tanto, debemos hacerlo a través de una operación, y debe ser pronto.

Cuatro días después, cuando tenía 11 semanas y 5 días de gestación a las 8.30 am entraba a pabellón. En el hospital la verdad es que todos un 10 de profesionalismo y preocupación.

Era la primera vez que vivía algo así, nunca había entrado a pabellón, y todo era completamente nuevo para mi.

Me explicaron todo, antes y después de la operación, cómo había salido y qué debía esperar de ella. 

Ahora lo único que debíamos esperar eran los resultados genéticos y ver si era una mola completa o parcial. Ambas se presentan de la misma forma pero su tratamiento es diferente, llegando incluso a ser tratada con quimioterapia.

Lo bueno (algo de bueno en esto), es que fue una mola parcial, o sea: mala suerte.

Todo tiene su lado bueno

Esta mala suerte, derivó en pasar por una segunda operación (ya les contaré porqué). Meses donde debía ir semanalmente a sacarme sangre y revisar que la hormona del embarazo bajara.

Donde cada semana me llamaba la enfermera para ver cómo estaba, cómo me sentía y si necesitaba apoyo emocional (ya que ellos me lo podían brindar).

Una vez que la hormona del embarazo bajó a 0, a mi cuerpo le tomó dos meses en regularse y volver a tener mis períodos.

Hasta el día de hoy no han vuelto a ser como eran antes, duelen un poco más y son irregulares.

Esa mala suerte, hizo que como pareja con Andrés nos hiciéramos más fuertes. Estábamos más unidos que nunca.

Aún estamos en búsqueda de otro pirigüín, si bien no ha sido fácil, doy gracias por lo vivido, ya que sin esa experiencia no seríamos lo que somos hoy.

Nos costó, pero pusimos primero el amor y cariño que hay entre nosotros y con eso, nos fuimos levantando poco a poco.

En una situación así, tener contención y apoyo de tu pareja y familia es primordial. Para mi Andrés fue y sigue siendo un pilar fundamental.

Por un lado porque nuestras familias estaban lejos, (pero se sintieron cerca) y por otro porque es una situación dolorosa, donde no sólo le afecta a las mujeres, sino que a todo su entorno.

No imagino haber vivido esto sin su apoyo.

A pesar de todo lo sucedido, agradezco haber tenido todo el apoyo que recibí.

Sé que otras mujeres no tienen la misma suerte y a ellas las invito a que abran su corazones y dejen salir la angustia de llevar esta carga solas. 

Tú, que estás leyendo esto, puede que también hayas vivido una pérdida de embarazo, o conoces a alguien que le ha pasado.

Si bien todas las personas son diferentes, nos une la experiencia y el dolor que significa haber pasado por algo así.

Si te animas, deja tu comentario (puede ser anónimo) y comparte tu experiencia.

Hablar sana el alma y este espacio se ha creado para aliviarnos, contenernos y apoyarnos. 

Les dejo un link acerca de los diferentes tipos de aborto o pérdida de un embarazo. https://peloalviento.com/tipos-de-aborto-o-perdida-del-embarazo/

16 Comments

  • Anónimo

    Gracias Cami por compartir tu experiencia. Las mamás que hemos vivido una pérdida gestacional nos enfrentamos al doble duelo de perder a nuestros hijos y de vivir un duelo que es invisible para sociedad. Gracias por abrir un nuevo espacio para compartir y llevar este dolor en tribu.

  • Caro

    Cami, me emocionó leer tu historia (hasta las lagrimas) No tenía idea que les había pasado. Mucha gente te dice “es súper normal que pase” o es “selección natural” pero la angustia que se se vive es fatal, nos ilusionamos tanto!!! Sobre todo si lo estamos buscando. Yo también lo viví y es una pena muy fuerte. Mi historia también es power pero lo lindo es que tiene un final feliz! Tengo a mi Brunito. Lo vivido hizo que fuéramos una pareja fuerte. Y tal como tú dices, el apoyo, la comunicación y la compresión entre los dos es demasiado importante. Felicitaciones por este espacio! No se habla mucho y somos muchas a las que nos ha pasado… y lo callamos porque es “normal”.

  • Luzma

    Hola Cami, viví algo muy parecido también el año pasado. Hace exactamente un año ya estaba con atraso y mi pololo me insistía en que estaba embarazada. Por la endometriosis y una pequeña malformación uterina pensaba que era imposible, pero mi cuerpo ya había empezado a cambiar y en mi cabeza algo me decía que a lo mejor había pasado un milagro.
    Nico, mi pololo iba a estar de cumpleaños en pocos días así que decidimos que me haría el test después de la celebración pero en esos días de estar muchisimo más atenta a las señales de mi cuerpo, lo supe y de hecho en el taxi que tomé desde la pega al lugar de la celebración del cumpleaños, le conté al taxista que estaba embarazada. Esa noche cuando se habían ido casi todos los invitados reuní a mis hermanos y les conté que tenía la sospecha del embarazo. Al día siguiente me desperté como niño en navidad gringa, así que antes de hacer cualquier cosa me hice el test.
    Llame a Nico al baño y sin parpadear nos quedamos mirando la pantallita del test hasta que finalmente salió que estaba embarazada. Nos abrazamos y lloramos de felicidad.

    Llenos de emoción le contamos a nuestras familias y amigos más cercanos. Tenía 2 meses y medio.
    A los 4 días tuve un sangrado y pensé que había perdido a la guagua. Partimos a la primera hora que conseguimos y fue ahí cuando lo vimos por primera vez! Estaba vivo y aunque no se escuchaban los latidos todavía, se alcanzaba a ver perfecto como latia su corazón. Pedí hora con mi doctor para esa misma tarde. Por toda mi condición quería asegurarme que estaba todo bien. El resto… muy parecido a lo tuyo. El tamaño del embrión no coincidía con las semanas que supuestamente tenía, así que tenía que volver en 1 semana para corroborar si había un error de cálculo en la fecha o si venía mal y lo iba a perder. En mi cabeza empezó una lucha gigante. Sentía que sí dejaba entrar por un segundo la posibilidad de que se produjera una pérdida, podía incidir en que eso pasara. Traté con toda mis fuerzas de mantenerme optimista hasta que volvimos a ir al doctor. Me hice la ecografia y el doctor giro la pantalla. Lo que antes latia a un ritmo rapidísimo ahora latia al ritmo de un corazón adulto en reposo.
    Lloramos los dos con Nico, destrozados por la noticia, e invadida por un sentimiento horrible de culpa le pedí perdón por haber perdido a nuestro hijo. Para mi era obvio que algo de mi condición había hecho que el embarazo no fuera viable. El doctor nos dijo que lo más probable era que en una semana ya no tuviera latidos, así que tuve que volver a hacerme una eco sólo para corroborar eso. Luego estaban las opciones: esperar a expulsarlo naturalmente (lo que podía durar hasta 1 mes) u operarme y dar vuelta la página. Me decidí por lo primero y a los pocos días empecé a sentir como mi cuerpo volvía a ser el de antes y con eso supe que el aborto era inminente. Empecé a tener contracciones un día en la pega, me vine a mi casa a esperar pero no logré expulsarlo así que por sanidad mental finalmente decidí operarme.

    De todo el proceso que viví atesoro los momentos de ilusión y me quedo con lo fortalecidos que salimos de esto como pareja. Atesoro el apoyo incondicional de nuestros amigos que emocionados con la noticia del embarazo pudieron empatizar muchísimo con nuestra pena. Me quedo también con la alegría que tuvieron nuestras familias al enterarse de la noticia y el respeto y cariño con el que nos acompañaron en todo el proceso.

    Te mando un abrazo a la distancia Cami y espero que pronto puedas ser mamá.

    • Cami

      Luzma, te quería agradecer por compartir tu experiencia. Claramente lo que viviste no fue nada fácil y espero de todo corazón que todo esté mejor. Me alegra mucho saber que como pareja pudieron dar vuelta la situación y que se hayan hecho más fuertes. Son desafíos que nos pone la vida y hay que aprender de ella. Un abrazo muy muy apretado!

  • Cla

    Cami!!! Gracias por el relato, me emociono mucho . Que gran mensaje, el aprender de lo vivido. Siento que se vandaliza este tema(qué es normal bla bla bla) y cuando te pasa cuela en lo profundo, más aún cuando existe ya un hijo pareciéra tener aún menos relevancia…pero NO, en lo más mínimo!!!
    Abrazo para ambos, los quiero y sigamos conteniéndonos, qué por aquí creo que recién después de un año y más lo estoy viviendo realmente. Nuevamente gracias por este espacio 💚

    • Cami

      Cla, te encuentro toda la razón cuando dices que si ya existe un hijo en tu vida un hecho así tiene menos relevancia, el impacto que tiene en la familia puede incluso ser mayor. Te agradezco enormemente por tus palabras y espero que este espacio sea una ayuda a que vayas procesando este duelo. Te estaré enviando sólo vibras positivas 🙌

  • Sergio

    Cami, infinitas gracias por compartir tu intimidad. A pesar de conocerlos hace poco tiempo, tanto a ti como a Andrés los quiero mucho y los considero grandes amigos. Ambos son ejemplo de fortaleza y perseverancia frente a la adversidad, y me llena de orgullo ser testigo de esa relación tan bonita que ustedes tienen. Un abrazo para ambos y espero verlos muy pronto!

  • Camila

    Cami, acabo de perder a mi bebe.. Todo venia marchando bien empece con un manchado lo cual fui a urgencias me hicieron eco me vio la obstetra y todo esta perfecto. Ahí estaba mi bb creciendo acorde a las semana10 con sus latidos normales. Me enviaron reposo absoluto(domingo), lo cual lo cumplí vino mamá a ayudarme ya que tengo un nene de 7 años. El martes me desperté con mucho dolor de “ovarios” al levantarme a orinar note que estaba sangrando demasiado, con el paso de la hs seguía igual despidiendo coágulos. Enseguida me comunico con mi obstetra que me da turno para el día siguiente, yo ya sentía algo extraño en mi quería pensar positivo pero sabía sabía algo no estaba bien sentía un vacío en mi cuerpo que no podía explicarlo.. Al día siguiente cuando llego al consultorio le explico lo sucedido enseguida hacemos la eco y ahí veo la pantalla vacia, mi bebe ya no estaba.. El martes al expulsar tanta sangre se ve que s fue también y no lo vi no lo note. Pero mi instinto sentía ese vacío,. Estoy con medicación ya que no expulse la placenta y no puedo más con mi corazón y la angustia que siento. Tantas ilusiones teníamos. Les juro que me cuesta entrar al baño bañarme y ver si mi cuerpo sabiendo que no pude retener a mi bebe. Viendo q ya no tenga esa pancita inflada, mis pecho ya se habían empezado a notar y ahora están vacíos. No puedo más con tanto dolor no puedo sacarme la imagen de la eco cuando lo vi a mi bebe, ya se había formado sus huecitos de la mandíbula, su corazón latiendo. No entiendo que paso, porque 😭

    • Camila

      Hola Cami, lamento de todo corazón la partida de tu bebé. Es cierto que después de tanta ilusión y la hermosa noticia de un nuevo ser en nuestras vidas, el corazón nos queda hecho pedazos cuando nos damos cuenta que dejaron de estar con nosotros. Te quiero decir que no estás sola, aunque muchas veces te sientas así. Lamentablemente somos muchas las que hemos pasado por esta terrible experiencia y juntas nos apoyaremos las unas a las otras. Lo que necesites acá estaré para ti al igual que toda una tribu que camina con esta marca en sus vidas. Un fuerte abrazo.

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