Emociones en el Duelo
El duelo llega de golpe y sin aviso. Es una montaña rusa de emociones. Vamos a hablar acerca de algunas emociones que se viven en el duelo.
Hoy quiero compartir acerca de algunas de las emociones que se viven en el duelo. Estas emociones no son ni buenas ni malas, son simplemente emociones.
Mi único consejo: vive cada emoción como mejor puedas.
Perder a un bebé durante la gestación o al poco de nacer es y será una de las experiencias más dolorosas que una persona pueda vivir.
Tras la muerte de ese pequeño, indefenso y tan deseado ser, mil y una emociones se apoderan de ti.
Emoción la Tristeza
Cuando la tristeza llega a nuestras vidas nos sentimos sin ánimo de nada, sin ganas de levantarnos y sólo queremos hacernos un huevito y llorar. La tristeza no te juzga, es comprensiva y entiende tu dolor.
Probablemente no queramos o no sepamos porqué nos sentimos así. Pero la tristeza tiene un rol en nuestro duelo, así como cada una de las emociones.
La tristeza nos ayuda a asimilar la muerte de nuestro hijo y nos ayuda a sacar ese dolor a través del llanto para que esas lágrimas no queden atascadas en nuestro corazón y puedan salir.
La tristeza nos ayuda para ir vaciando esa pena que nos inunda e ir haciendo espacio para algo nuevo.
¿Volveré a sonreír? ¿Volveré a sentirme alegre algún día?
Lo harás, cuando recuerdes a tu bebé con amor y no con dolor.
Es un proceso, es una emoción y debemos vivir el dolor, la pena y la tristeza cuando vengan. Pueden ser varios días consecutivos, o puede ser después de la rabia o después de un día o un momento de alegría.
Emoción la Rabia
¿Por qué? ¿Por qué a mí? ¿Por qué a mi bebé?
Buscamos culpables, ¿habrán sido los médicos? ¿Por qué no lo detectaron antes?
Si los médicos fueron, entonces fui yo, ¿cómo no me di cuenta? ¿Qué habré hecho mal? ¿Podía haber hecho algo para evitarlo?
Y la rabia llega y se apodera de ti.
Sientes que te quema por dentro, se te acelera el corazón, comienzas a respirar más rápido y miles de cosas pasan por tu cabeza en segundos.
Cuando estés así saca la rabia, déjala salir, no la reprimas. Grita, patalea e incluso golpea un cojín si te hace sentir mejor.
Desahógate con alguien de confianza. Si te gusta escribir, escribe. Escribe todo lo que se te pase por la cabeza y verás cómo de a poco, dejándola ir, esa rabia se irá y te dejará más tranquila.
Tal vez después te sientas triste y con pena. Ahí vienen esas lágrimas de nuevo, que son un bálsamo para el alma que nos limpia y nos obliga a sacar todo el resto que tenemos guardado en nuestro corazón.
La rabia es una emoción igual de válida que cualquier otra y es natural que estés así tras una experiencia tan dolorosa.
La rabia es parte del duelo, es parte de vivir el dolor y si no la dejamos salir, se puede quedar con nosotros por mucho más tiempo del que quisiéramos.
Emoción el Miedo
El miedo es como una nube que siempre está presente. Incluso antes de atravesar por el duelo de un hijo podíamos sentir miedo, pero lo podíamos controlar.
Siempre hay formas en que sentimos que podemos tomar el control de las cosas y hacer que ese miedo desaparezca.
Pero en el duelo, y con todas estas emociones que llegan y se van sin aviso, muchas veces el miedo se puede apoderar de nosotros y hacernos tomar decisiones incorrectas.
Decisiones tomadas en base al miedo en vez de en base al amor.
Y siempre ese tipo de decisiones no terminan siendo correctas. Tal vez al principio pensemos que sí, pero a largo plazo no vamos hacer más que seguir desgastándonos.
Miedo a no decir mis emociones. Miedo al rechazo. Miedo a no ser comprendida por mi familia. Miedo por no poder ser madre más adelante. Miedo por tomar el paso de ser mamá de nuevo. Miedo a la vida. Miedo a la muerte. Miedo a vivir un día sin sentirme triste. Miedo a olvidar a mi bebé. En fin, puedo seguir y ustedes lo saben.
Cuando te sientas así, con miedo, no tomes ninguna decisión. Date un tiempo para pensar.
Respira…Cuenta hasta 10 o hasta 100 si quieres.
Conversa con alguien. Busca apoyo, busca ayuda y contención. No tengas miedo a abrir tus emociones e ir sanando tu duelo.
Emoción la Culpa
Ese sentimiento que nos hace sentir que somos las peores personas en la tierra. Que nos persigue por donde vayamos.
Sin duda, de todas las mamás que he conocido y que están transitando el duelo, la culpa es esa emoción que siempre está presente.
Culpa por no sentirnos suficientes. Culpa por no poder haberle ofrecido vida a nuestro hijo. Culpa por sentir miedo. Culpa por sentirnos responsables por todo lo que pasó. Culpa porque nosotras estamos respirando y nuestro bebé no. Culpa, culpa y más culpa.
La culpa, que nos hace sentir vergüenza de nosotras mismas. Nos nubla la vista. Nos preocupamos más en lo exterior que en lo que nos pasa por dentro.
Trabajar la culpa no es fácil, pero puedes aprender mucho de ella. Muchas veces nos puede ayudar a establecer límites, tanto con nuestro entorno como con nosotras.
Límites conmigo misma de no sentirnos culpables. Ésa fue una de las cosas que más me costó en mi tránsito por el duelo, y donde más tuve que trabajar.
Aceptar y reconocer que no tuve la culpa de que mi bebé no esté conmigo hoy. Esa aceptación me llevó a la transformación.
Todas y todos por los que pasamos por un duelo dejamos de ser los que éramos antes. Vemos la vida de otra forma, perdimos la inocencia de la vida.
Pero no podemos dejar que la culpa, ese sentimiento invisible que muchas veces se confunde con la rabia y la tristeza, se apodere de ti.
Si te sientes culpable por algo conversa con alguien. Incluso meditar te puede ayudar mucho a volver a conectar contigo y poner esos límites y aceptar que tú no fuiste responsable.
Nos tenemos que sacar esa mochila de encima que lo único que hace es no poder confiar en nosotras.
Emoción la Alegría
Y sin querer, sentí alegría.
Al sentir esta emoción te puedes asustar, después de tanto tiempo conviviendo con la tristeza, la rabia, el miedo y la culpa no sabemos si podemos volver a ser alegres, aunque sea por un instante. No sabemos si es bueno o malo.
¿Habré olvidado a mi bebé? ¿Seré mala persona por sentir alegría en mitad de mi duelo?¿Estaré haciendo algo mal?
Para nada, sólo que ahora recordamos a nuestro bebé con amor.
Hemos aprendido a vivir con lo que pasó y queremos seguir adelante con nuestra vida.
Aunque eso no significa que sienta tristeza o rabia otro día, pero sé que mi hijo estará siempre conmigo.
Nuestro bebé nos ha enseñado muchas cosas y nos ha traído a personas maravillosas que nos comprenden y nos quieren.
Hay momentos en que la alegría nos toma de la mano y nos guía a afrontar esos miedos dándonos fuerza para los días difíciles.
Conclusión
Como resumen todas las emociones que vienen en el proceso del duelo son muy difíciles de procesar e de identificar. Muchas veces la rabia puede venir vestida de frustración o la tristeza puede venir disfrazada de melancolía.
Saber identificar qué de verdad sentimos es primordial, pero eso lleva un trabajo de conocimiento interno muy profundo en medio de esta montaña rusa que llamamos duelo.
Si tu entorno no te entiende, trata de explicarles qué sientes, que te respeten tu espacio y tu proceso y que te dejen vivir cada día con la emoción que llegue.
No tienes que vivir el duelo sola, busca compañía, busca ayuda si necesitas.
No estás sola en esto y no estás loca por vivir este mar de emociones.
Te veo. Te escucho. Yo también pasé por ahí.
Si quieres leer más acerca del duelo y sus emociones te invito a revisar el siguiente link
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